El bloqueo de escritor
En esta publicación voy a hablar del bloqueo de escritor, de mi propio proceso y de algunas idea de cómo superarlo
El bloqueo de escritor es un tema recurrente y real como mi nombre, Jorge. Pero, ¿qué digo? Yo sé, otro de mis chistes malos. Sin embargo, esto no niega su realidad y que todos lo experimentamos de manera diferente. Algunos se bloquean frente a la página en blanco, sin saber qué escribir, pasando horas sin plasmar una sola palabra en el ordenador, papel o cualquier medio que utilicen.
Aunque no experimento ese bloqueo, siempre digo algo al respecto: no es algo malo, de hecho, tiene mucho de bueno. Estar sentado frente a la hoja en blanco (lo mismo que le sucede al artista plástico) es útil porque el cerebro nunca para de pensar. Podría parecer que estás perdiendo el tiempo, pero al sentarte y decir “voy a escribir”, estás comunicándole a tu cerebro que debe enfocarse en esa tarea. No hablo de algo metafísico, sino de la interacción entre la parte consciente e inconsciente de uno mismo. Al sentarte a escribir, aunque no lo hagas, tu cerebro trabaja en segundo plano y, cuando menos lo esperes, saldrán ideas de lugares insospechados.
Por eso Picasso decía algo como “que la inspiración me encuentre trabajando”, ya que la inspiración no surge de la nada. No puedes simplemente esperar a que te llegue la inspiración para empezar a escribir; debes estar en la zona. La zona es ese momento en el que todo confluye en la mente y se logran cosas grandiosas. Para llegar a ese punto, debes sumergirte en el proceso; si no lo haces, esos momentos de inspiración no aparecerán.
Ahora bien, hablemos de lo que me sucede a mí y cómo superar otros tipos de bloqueos de escritor. En mi caso, simplemente no me estreso, no pienso que estoy perdiendo el tiempo y espero a que la idea surja. Siempre tengo algo que escribir, pero eso no significa que salga perfecto. Entiendo que será corregido y mejorado. Algo que bloquea a algunas personas es pretender que lo que escriben les salga bien la primera vez y preocuparse por lo que otros pensarán. Recuerda que la gente solo lee lo que tú quieres que lean, y si no te gusta algo que has escrito, ¡nadie tiene por qué enterarse!
Algo más que se puede hacer es leer, eso siempre me ha ayudado a desatar el interés por ponerme a escribir, al ver cómo otros han hecho alguna frase interesante, han plasmado alguna idea y me han hecho sentir alguna sensación que me sorprende, impulsa ese deseo que siento de ir hacia el computador (u ordenador para algunos) y ponerme a trabajar; de hecho, muchas veces termino usando el celular o movil, como dirían en España, y empiezo a digitar con esmero, tratando de lograr que lo que escribo vaya de la mano con lo que pienso, una tarea imposible.
Lo que sí me ocurre es que, a veces, no sé por dónde llevará la historia y no tiene sentido sentarme frente al papel. En esos momentos, hay que hacer algo distinto. Ir a caminar, ducharse, comer algo, pero siempre enfocado en ese momento. La idea es desconectarse completamente de la historia y dejar que la mente trabaje en segundo plano. Cuando menos lo pienses, llegarán las ideas y podrás exclamar ¡Eureka!
Estos momentos no deben ser estresantes, sino ilusionantes. Piensa que estás creando algo de la imaginación y que no es fácil. No te menosprecies por no poder avanzar y recuerda que, al ver un libro terminado, solo estás viendo el producto final de un proceso que ha pasado por múltiples etapas, algunas dolorosas pero necesarias. Encara esos momentos con una actitud positiva y verás que, aunque sean difíciles, también pueden ser divertidos.